Para 2023, el 80 % de las cargas de trabajo cambiará
a contenedores o microservicios (o se creará con estos),
lo que reducirá las necesidades de infraestructura por aplicación
en un 60 %, mientras que impulsa una mejora del 70 %
en la recuperabilidad de los servicios digitales.
Para 2023, más del 50 % de la nueva infraestructura implementada
estará en ubicaciones perimetrales más críticas en lugar
de centros de datos corporativos, en comparación
con menos del 10 % en la actualidad.